Ana Rosa López
Villegas*
Hay muchas formas de recordar a una persona que se ha
ido. En medio de la tristeza que nos provoca la muerte, siempre aparecen esos
rellanos en la memoria que nos permiten pensar en los momentos vividos con quien
se fue, en su forma de ser, de hablar, en las enseñanzas que nos dejó y en la
manera en la que hubiese querido que sus familiares y amigos lo recordaran. Otras
veces los recuerdos simplemente llegan a nuestra cabeza sin necesidad de
escarbarlos, son fugaces, pero intensos. Así nos ha tocado vivir estos tiempos
tan sembrados de ausencias.
Don Tomás Laruta Hilari aparece en mi memoria con una
sonrisa y con una palabra amable y divertida. Contaba historias como nadie y no
conocía de respuestas negativas. Pensar en él me transporta automáticamente
hasta Santiago de Okola, la guarida del místico cerro llamado Dragón Dormido,
el pueblo al que amó y por cuyo desarrollo comunitario basado en el turismo
trabajó durante toda su vida. Han pasado ya varios años desde la última vez que
lo vi: diligente, entusiasmado y con todas las ganas de hacer crecer el
emprendimiento turístico que se había propuesto para su comunidad. Le preocupaba
la emigración de los jóvenes okoleños hacia El Alto y La Paz y pensaba en las
maneras productivas de ofrecerles un futuro económico en su propia tierra. Con
esa idea en mente logró, junto a otros comunarios, organizar en Santiago de
Okola a un grupo de familias para que se dedicaran al turismo. Las ventajas
saltaban a la vista, pero el esfuerzo y las largas horas de trabajo que se
invirtieron para lograrlo merecen ser mencionadas. Don Tomás recorrió esos
caminos sin declinar. Cuantas veces fue necesario, recorrió la carretera que
separa La Paz de Okola para hacer trámites, compras y atender reuniones con
socios estratégicos. Sabía muy bien que el turismo podía convertirse en uno de
los pilares económicos de la comunidad y era la mejor oportunidad para hacer
conocer la gran riqueza cultural del lugar. Convencido de estas ventajas, logró
hacer realidad su sueño con el apoyo de agentes externos y originarios y el sueño
cumplido se ha convertido hoy en su herencia.
Al margen del encanto que Santiago de Okola tiene por el
solo hecho de estar a orillas del Lago Titicaca, el Dragón Dormido que custodia
el poblado hace que la comunidad tenga un atractivo turístico importante, junto
a las pinturas rupestres y a la riqueza agrícola y biodiversa que posee.
Compuesta en su mayoría por originarios aymaras, la comunidad se extiende en un
acogedor valle al sureste del lago en la provincia Camacho. Sus paisajes
lacustres y la impresionantes vista que puede admirarse desde la cresta del Dragón
hacen de Okola un pedazo de paraíso en el que además se respira paz y tranquilidad.
El rumor del agua, el susurro del viento y el sonido de animales y aves son
parte del fondo sonoro que arroba a cualquiera que haya tenido la oportunidad
de refugiarse en ese lugar.
En junio de 2006 se formó la Asociación de Turismo de Santiago
de Okola (ASITURSO) que contó con la iniciativa y el tozudo impulso de Don
Tomas. Seis años más tarde, ASITURSO consiguió su personería jurídica y comenzó
a explotar aún más su potencial turístico. Para ello fue vital la cooperación
con empresas turísticas comprometidas con el desarrollo comunitario tales como La
Paz on Foot y Sendas Altas. En 2006, una decena de familias participaban ya
activamente en el emprendimiento turístico. No solo abrieron las puertas de sus
casas para ofrecer albergue a los turistas extranjeros, sino que contaban con
un completo paquete turístico que incluía ascenso al Dragón Dormido, paseos por
la playa del lago, visitas a su pequeño museo comunitario y el compartir vivencias
cercanas con los comunarios. La oferta de Santiago mereció incluso una recomendación
en Lonely Planet, una de las mayores editoras de guías de viajes en el
mundo. Además, obtuvo a lo largo de su historia el apoyo de reconocidas
organizaciones como The Cultural Conservancy (TCC) “Tierras
Nativas” y de RSF Social Finance. Gracias y esta última se construyó la
primera fase del Centro Comunitario Dragón Dormido. La edificación “muestra la
revalorización de conocimientos ancestrales en la construcción e integración
con la arquitectura moderna; asimismo permitió el intercambio de conocimientos
intergeneracionales entre ancianos, adultos y jóvenes, e intercambio
intercultural, aprendizaje de lo ancestral y de lo moderno”.
Como en todo el mundo, la pandemia ha ocasionado
estragos en el turismo y Bolivia no ha sido la excepción. Sin embargo, ASITURSO
sigue en pie y busca alternativas para reactivar su labor y garantizar su
autosostenibilidad. El destino es cada vez más visitado por turistas nacionales
que ojalá reconozcan la belleza y la quietud balsámica del lugar, que respeten
esta joya lacustre incrustada en el altiplano, que admiren sus rincones y consideren
a sus habitantes cuidando la naturaleza, porque lastimosamente la basura y los desperdicios
que se dejan en sus caminos y en sus playas se han convertido también en
problemática.
Don Tomás Laruta fue uno de los principales impulsores
de la conservación y preservación del patrimonio histórico y cultural de su
tierra. Fue un hombre con visión empresarial ambiciosa y pujante. Duele su
partida, mas queda la herencia que forjó para su pueblo y los okoleños. Descanse
en paz.
* Comunicadora
social
Twitter:
@mivozmipalabra
Instagram:
@misletrasmislibros
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