Ana Rosa López Villegas*
Histórico. Han
pasado casi 16 años desde que Angela Merkel se convirtió en la primera mujer al
mando de uno de los estados más poderosos del llamado viejo mundo y de la
propia Unión Europea. Ocurrió el pasado 22 de noviembre de 2005. Tras dos meses
de intensas negociaciones entre las dos agrupaciones políticas más grandes de
Alemania, la Unión Demócrata Cristiana y el Partido Socialdemócrata de Alemania
(CDU y SPD por sus siglas en alemán), finalmente se logró concretar una
coalición que dio lugar a la elección de Merkel como la nueva canciller
alemana.
Aquellas
negociaciones nos remiten directamente a las que se llevan a cabo en estos
momentos en Berlín y cuyo objetivo es el determinar quién será el sucesor de
Angie, sobrenombre con el que se conoce a la canciller. Tres nombres se barajan,
Olaf Scholz del SPD, el candidato democristiano Armin Laschet y la
representante de los verdes, Annalena Baerbock. Entre tanto Merkel sigue cumpliendo
sus funciones con la misma disciplina y entrega del primer día, respirando
tranquila, con la satisfacción del deber cumplido y la plena certeza de haber dispuesto
todos los engranajes necesarios para mantener el motor de la estabilidad en
toda Europa en funcionamiento, una tarea titánica que como todo en política, se
alimentó de colaboradores como de detractores.
La huella que
deja no solo en la política europea, sino también en la historia de Alemania es
profunda y marcada; será muy difícil de llenar o igualar en el corto plazo.
Estamos hablando de una mujer enorme que supo estar a la altura de todas las
circunstancias y de todas las decisiones. Cometió errores, seguro que sí, pero
fueron más sus aciertos y su capacidad de liderazgo y reflexión, su sangre
fría, aplomo e integridad. Tres reelecciones consecutivas, limpias, legales y
avaladas por un estado de derecho en serio, así lo confirman.
Merkel nació el
17 de julio de 1954 en la ciudad norteña de Hamburgo, pero creció en la
Alemania del Este, en un pequeño poblado llamado Templin, en el que junto a sus
hermanos compartió la escuela y el modelo comunista de los años de la
postguerra. Obtuvo su doctorado en física en la Universidad de Leipzig. Su
inmersión en la política se dio como miembro de uno de los partidos más
conservadores de Europa (CDU) y durante el muy particular tiempo de la postguerra
fría en Europa. Entre 1991 y 1994 fue ministra Federal de la Mujer y la
Juventud, y ministra de Medio Ambiente. En 2000 consolidó como líder del CDU
destronando a su propio mentor, Helmut Kohl, otra de las figuras históricas de
la política alemana, conocido particularmente por ser quien lidero la
reunificación alemana que comenzó con la caída del Muro de Berlín el 9 de
noviembre de 1989 y que concluyó formalmente el 3 de octubre de 1990.
La figura de
Merkel trae a la memoria la de otra que en su tiempo fue conocida como la Dama
de Hierro, Margaret Thatcher, política británica y hasta ahora única primera
ministra de Inglaterra. Ejerció ese cargo entre 1979 y 1990 y fue miembro del
Partido Conservador inglés. Aunque con telones de fondo distintos y
circunstancias político-sociales muy diversas y adversas al mismo tiempo, el
inicio de Angela Merkel como la primera mujer canciller de alemana fue recibido
con cierto escepticismo incluso en los propios círculos conservadores alemanes
y como un verdadero triunfo de género no sólo en el movimiento feminista
alemán. Siendo el blanco de críticas debido a su poco atractivo
desenvolvimiento ante los medios de comunicación y su falta de carisma, Merkel consiguió
ocupar el más alto cargo público del país, dejando en la boca de muchos
opositores no sólo el amargo sabor de la derrota, sino también el de la
frustración. Tres lustros han pasado desde entonces, Merkel no se ha vuelto ni
más carismática ni más desenvuelta ante las cámaras, no se ha subido al podio
del poder como una reina o una superestrella, lo ha hecho como una empleada pública
más que debe cumplir sus tareas a cabalidad, muchas veces arriesgando y otras
tantas cediendo, pero siempre respetando la ley de leyes y su estricto cumplimiento.
La crisis de
refugiados y de migrantes ante la que Merkel reaccionó abriendo las puertas de
Alemania y de Europa, las fuertes medidas económicas asumidas durante la crisis
de la primera década del 2000, las todavía insalvables diferencias regionales
entre las otrora dos Alemanias, así como el tremende zarandeo que provocó la pandemia
del coronavirus son solo algunos de los hitos más importantes que se rescatan
de la era Merkel. Sobre todos ellos hay luces y sobres, en cada uno se han
vivido momentos dramáticos que han arrastrado consecuencias de todo tipo. Las
protestas también existen en el viejo mundo y se respetan porque es lo que
manda la libertad de expresión. Lo cierto es que en cada etapa de estos casi 16
años se ha requerido de un liderazgo estable y responsable y Angela Merkel ha
sido capaz de asumirlo y ahora de concluirlo. Aun sin saber la fecha exacta en la
que el nuevo canciller asumirá sus funciones, Alemania ya ha comenzado a despedirse
de Angie, una mujer que recoge admiración y reconocimiento a nivel mundial. Angie,
du hast es geschafft! (¡Angie, lo lograste!)
* Comunicadora social
Twitter: @mivozmipalabra
Instagram: @misletrasmislibros
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