Diablesas: Patente cultural boliviana

Artículo publicado en La Patria del 13 de agosto de 2009

La polémica apropiación indebida del patrimonio folklórico boliviano no es un tema reciente en la agenda nacional, es una amenaza constante a la que debe hacerse frente sin pausa. El argumento de que Bolivia y Perú comparten en muchos sentidos una misma herencia histórica y cultural es –sin lugar a dudas– plausible y permite entender algunos rasgos comunes de la idiosincrasia de ambos pueblos. El asunto que arde es el de la divulgación indebida de nuestro acervo e inspiración folklórica, el plagio, la anulación de nuestra identidad y no se trata de irse a empellones contra la hermandad de los pueblos y la integración de las naciones; se trata de respetar y hacer respetar los derechos de autor, pues lo mismo mata esta piratería cultural nuestro patrimonio como lo hacen las fotocopias de libros que se venden sin control en las calles del país. Y no se trata de un fanatismo ciego o recalcitrante sin fundamento.

El Carnaval de Oruro ha recibido una de las más altas distinciones internacionales que un evento cultural puede recibir, el reconocimiento como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. Y si hablamos de símbolos concretos, la Diablada es un ícono folklórico de nuestro carnaval, un ícono que a su vez cobija el esfuerzo, creatividad y dedicación de artesanos careteros, bordadores, compositores, músicos y danzarines orureños y bolivianos.

Si se observa con atención el “traje típico” que pretende lucir la representante de belleza peruana en el certamen de Miss Universo 2009, saltan a la vista los rasgos no sólo de la vestimenta de la Diablada orureña, sino y sobre todo, los de la figura de la diablesa: Botas, pollerín, pechera, pañuelos de la espalda y la careta. Esta singular figura del averno es una “patente cultural” de la Fraternidad Artística y Cultural La Diablada de Oruro cuya presentación original al público data del año 1992 y cuyo creador es el folklorista e investigador orureño Jorge Vargas Luza.

En el carnaval de ese año la Fraternidad Artística y Cultural La Diablada rompió todos los esquemas y “estrenó” la figura de la diablesa. Difícil olvidar ese sábado de peregrinación, en el que las hermanas fraternas Analy Vargas, Velka Ayala, Aleida Ortuño y Ana Rosa López encarnaron el proyecto y la idea original del fraterno Jorge Vargas Luza. El boceto primigenio que algunos meses antes de la Entrada de Carnaval nos fue presentado como sólo una idea, mostraba la figura de la diablesa vestida con el pollerín y la pechera típicos del diablo, pero estilizados y adaptados a la figura y formas femeninas; corresponde reconocer esta labor artesanal original al bordador orureño Pedro Aquino. El traje se complementaba con las botas de diablo igualmente adaptadas y con tacones. La careta de ojos saltones y gruesas pestañas, coronada con dos turgentes cuernos y un lagarto posado en la frente es asimismo, obra del reconocido caretero orureño Freddy Aguilar Flores. La coreografía de la diablesas fue también el resultado de un trabajo artístico y conjunto que se llevó a cabo con la colaboración de la profesora de danzas Eggy González.

Todo este esfuerzo y dedicación invertidos en el proyecto de las diablesas de la Fraternidad le fueron ofrecidos en primera instancia a la Virgencita del Socavón y son la ferviente prueba del impulso creador que hace del pueblo orureño protagonista del dinamismo folklórico del país, este patrimonio intangible no se puede quedar a la deriva de la usurpación.

Aquel primer año la presencia de cuatro diablesas logró no sólo superar el escepticismo de algunos fraternos sino también conquistar el entusiasmo de muchas más jóvenes orureñas que en el carnaval del siguiente año nutrieron la primera gran tropa de diablesas de la Fraternidad. De aquella idea inicial se desprendió en el año 1993 la figura de la china diabla, otra de las innovaciones de la Fraternidad. Para el siguiente año no sólo la Fraternidad contaba con diablesas, sino todas las otras diabladas de Oruro se dedicaron a fomentar esta auténtica creación orureña.

Esta figura que desde 1992 le ha inyectado una dosis de juventud y energía y que ha realzado la presencia y la participación femenina en la Diablada de Oruro, no ha sido un invento del azar, su autor, Jorge Vargas Luza nos explica que la diablesa representa a “la mujer diablo que personifica a la juventud” ya que dentro del imaginario diablesco, “el mal se hace presente en todas las etapas de la vida, desde la niñez, pasando por la juventud y hasta la vejez”.

Por estas y muchas otras razones, Bolivia no puede permitir que se sigan usurpando las obras de su patrimonio. Este es el momento oportuno para sentar precedentes y hacerle conocer al mundo que el Carnaval de Oruro es en verdad, una obra del patrimonio de la humanidad y que tiene que respetarse y difundirse respetando a toda costa su origen y su autenticidad.

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