En el
mayúsculo desorden que habita entre mis papeles, noté desde hace un par de
meses que mi formulario AVC-04, carnet de asegurada a la Caja Nacional de Salud
(C.N.S.), dicho en cristiano, había desparecido. Cansada de sólo pensar en el
trámite y la pérdida de tiempo que me demandaría renovar el dichoso papelito,
dejé pasar varios días. Hoy finalmente me armé de valor y paciencia y me dirigí
a las oficinas de la C.N.S. ubicadas en El Prado paceño. El guardia de la
puerta me informó que debía acercarme a la puerta lateral y buscar la
ventanilla No. 8. Así lo hice. En la ventanilla No. 8 hice cola, una bastante
corta realmente. Cuando me tocó el turno le expliqué al encargado mi dilema. Me
escuchó y simplemente me dijo: Su carnet de identidad. Lo saqué presurosa y
luego escuché: Tome asiento, por favor. Me senté y esperé. A los 15 minutos me
llamaron y me entregaron una copia de mi AVC-04 con la indicación de que debía
sacarle una fotocopia y volver a la misma ventanilla para hacerlo legalizar.
Tras
obtener mi fotocopia volví a la ventanilla No. 8. Para sorpresa mía había allí
otro encargado. “Oh, no”, pensé. Le presenté mi fotocopia y en el acto me la legalizó
y me la entregó. Listo, tramite terminado, duró menos de 45 minutos. Que ahora
me toqué esperar más de una hora para ser atendida en el Policonsultorio 9 de
Abril, es otra historia.
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