La metamorfosis de la calle

Se esfumó. Se esfumó nomás el „silencio“ con el que empezó este (Medio)Día del Peatón, por lo menos en el centro de La Paz. Fue lindo –y único– escuchar a los pajaritos que revolotean la cabeza de Doña Isabel La Católica y el repicar de las campanas de quién sabe qué iglesia del barrio. Cero bocinazos, cero estrés, nada de proferir mensajes de grueso calibre a los sicarios del volante que día a día nos ponen las pelos de punta: “¡Está en rojo, imbécil!” Nada de volverse tuerto con un ojo en el semáforo y otro en la calzada.




La metamorfosis de las calles debería repetirse con más frecuencia, unas dos o tres veces al año (como en Cochabamba), ¡claro que sí! El peatón se lo merece, especialmente en una ciudad como La Paz, en la que el tráfico es un monstruo caprichoso e inaudito. Los pocos autos que circularon –quién sabe porqué oscuras razones– respetaron al peatón, condujeron con los ojos bien abiertos, de puntillas sobre el acelerador. Esas calles que en su cotidiano vivir se arropan de peligros y motores gruñones, se entregaron contentas a los inofensivos pies de los transeúntes y a las ruedas de bicicletas, triciclos y patinetas. El sol no sólo fue cómplice, sino también un abierto partidario de este domingo tranquilo. Las esquinas del terror se convirtieron en magníficos campos de fútbol y los “rompemuelles” de bolas amarillas tentaron sin remedio a más de un equilibrista urbano e improvisado. 


Cuando sea alcaldesa voy a declarar la Av. Arce peatonal ;)


Pero mañana es lunes otra vez y no estaría de más que los peatones nos sumemos a la entregada labor de las Cebras paceñas de las esquinas y nos re-eduquemos como viajeros ocasionales del transporte público. Para comenzar suprimiendo frases tales como ¿puedo aprovechar maestro?, ¿puedo ir paradito?, ¿puedo bajar por la izquierda? En lugar de ello, deberíamos velar por nuestra propia seguridad y exigir por ejemplo, bajar siempre donde corresponde, es decir en esos lugares poco conocidos llamados paradas.

Si de algo sirve una conclusión, pues queda la sensación de que los peatones poco o nada aprovechamos de la ciudad como espacio de tiempo libre y ocio y que son los automóviles -del transporte público y los privados- los que nos tienen a su merced, no sólo en las calles, sino también en nuestras casas, porque el ruido que provocan es definitivamente infernal.

Hasta la marcha en favor del TIPNIS quer recorrió ayer el corazón de La Paz con casi un centenar de seguidores no causó molestia alguna, precisamente porque la ciudad le perteneció por algunas horas al ciudadano de a pie.

Comentarios

  1. Comparto contigo, fue un día único; aunque hayan muchos quejones que siempre buscan pelos en la sopa.

    @tinchez

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  2. muy bella forma de describir un día que nos lleno de aire puro y energia , es increible como algo tan cotidiano ( los benditos autos) nos llenan de stress ayer respiramos paz y fue la mejor forma de cargar energias para lo que viene
    gracias por compartir las imagenes , yo andaba tan distraida que sali sin camara jajajaj
    besos
    MAITE
    maite-cita.blogspot.com

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  3. Debe haber una ley que prohiba el uso de autos, así poder apreciar una ciudad espectacular, como de sueños. Su silencio, su vigilia por la vida y en pro del caminante citadino o de provincia. Saludos desde Panamá

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  4. Hola Martín:
    Sí, aunque respeto la posición de los "contreras", no la comparto para nada, fue un día lindo y una vez al año no hace daño :)
    Gracias por tu visita y comentario.

    Hola Maité:
    La metamorfosis de la calle es la pura verdad, no?

    Hola En vida real:
    Gracias por tu visita y comentario.

    Abrazos,
    Ana Rosa

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